El Hospital San José (comuna de Independencia), posee la maternidad que más partos atiende en el país. Solo en 2015 vio nacer 7.541 bebés. De ellos, el 25% fue hijo de una madre extranjera.
Su director, José Miguel Puccio, dice que desde 2014 la atención a extranjeros ha aumentado ya que quienes llegan al país proveniente principalmente de Perú, Haití, Colombia y Bolivia, se instalan en el sector norte de Santiago.
Hoy los inmigrantes suman 465 mil (2,7% de la población). De ellos, casi el 70% vive en la Región Metropolitana.
De todos los partos de extranjeras que se atendieron en 2015 en el hospital, el 56% fue de peruanas (1.003 casos) y 24% haitianas (435). Otro 6,4% fue de colombianas.
Para los pacientes haitianos y sus familiares y también para los funcionarios del hospital, el idioma es una barrera. “Resultaba difícil instruir a una madre y su hijo prematuro, especialmente a las haitianas. Son muchas instrucciones y de gran responsabilidad, que son los cuidados con los que se debe ir a su casa”, dice Puccio.
Pamela Castro, matrona de la Unidad de Ginecología y Obstetricia del recinto, reconoce el alza a partir de 2014 y dice que en general todas son rigurosas con el control prenatal, pero la principal problema es el idioma. “Tanto en los consultorios como en el hospital nos apoyamos con láminas en español y creol (lengua haitiana) y que tienen dibujos para las que no saben leer. A todas las pacientes les damos atención de calidad pero con las mamás haitianas tenemos especial atención, porque no hablan español”, dice.
¿La solución? Traductores. Fue así como en 2014 llegó Jutlanda Comepere. “Se tomó la decisión por una solicitud de los clínicos y porque desde el sistema central se permitía como parte de una política para los inmigrantes”, dice Karime Tala, jefa de la Oficina de Información Reclamos y Sugerencias (OIRS).
Jean Day (22) es uno de los dos traductores o “facilitadores interculturales”. Llegó hace un año desde Haití. Habla cuatro idiomas (creol, francés, inglés y español) y estudió un año medicina en República Dominicana. A fin de año dará la PSU para seguir estudiando.
“El manejo de información es súper complejo, no es solo traducir, involucra todo el proceso de comunicar. Si se trata de una mala noticia, la emoción, no es solo traducción mecánica. Cuando no están acá por horario, los podemos llamar y nos ayudan”, dice Tala.
Pronto esperan tener traductores las 24 horas para que estén disponibles en la Urgencia.
El personal fue sensibilizado para entender la cultura de los extranjeros. Incluso se les enseña frases de uso frecuente para comunicarse. La cartilla de Derechos y Deberes de los Pacientes está en español, madungún y creol, igual que algunas señaléticas de horario y lugares de atención.
“Tratamos de responder al ser humano”, dice Puccio. En el caso de los haitianos, dice, la consideración debe ser mayor porque no comprenden el idioma y muchos están en Chile sin su familia. Por lo mismo, han realizado charlas para funcionarios y público, donde se han tratado temas como la depresión del inmigrante. También se han repartido diccionarios de frases.
Pero aún queda por hacer. “Queremos tener algunos días un menú con platos típicos”.
También evalúan capacitar a funcionarios para aprender otros idiomas.
Fuente: La Tercera