Es una cifra que viene al alza durante los últimos años. Personal médico le dijo a The Clinic que el aumento está influenciado por el pulso migratorio en el norte y por mujeres adictas a la pasta base y la cocaína que no están en condiciones de criar a sus hijos. Una doctora en Curicó agregó que otros casos que se repiten son menores de edad con embarazos producto de una violación. Las guaguas que quedan sin familia ingresan a un sistema colapsado, el que depende de una decisión del tribunal de familia. Pueden ser derivadas a una residencia de Mejor Niñez, ir temporalmente con una familia de acogida, o bien quedarse viviendo en el hospital. Existe un caso en Iquique de un niño que lleva siete años viviendo ahí. El Hospital de Coquimbo fue el recinto que entregó mayores detalles en su respuesta por transparencia.
Desde 2018, más de 400 recién nacidos han sido abandonados en los hospitales públicos. Esa no es la cifra oficial, porque no existe. En Chile ningún organismo lleva el registro de las guaguas que apenas nacen quedan sin familia y hospitalizadas. The Clinic realizó el catastro luego de consultar a 68 hospitales. Las respuestas no siempre fueron completas, por lo que la cifra se queda corta.
Los registros muestran un aumento de casos en los últimos años. Si entre 2018 y 2021 la cifra fluctuó entre 43 y 56 casos, en 2023 se produjo el primer aumento relevante: al menos 82 guaguas quedaron sin padres a cargo en los hospitales. El año pasado fueron 71. ¿Explicaciones para el aumento? Los encargados de los hospitales lo atribuyen a dos razones: madres drogadictas que no pueden hacerse cargo de las guaguas y mujeres migrantes que tampoco están en condiciones. También hubo médicos que adujeron casos de adolescentes que resultaron embarazadas producto de una agresión sexual.
En el sistema público dicen que las guaguas no son abandonadas, porque existen profesionales cuyo deber es hacerse cargo de ellas. Es verdad que hay un sistema ad hoc, pero también es cierto que ese sistema está colapsado.
La solución que defienden los expertos son las familias de acogida temporal, donde estos menores pueden vivir lo más parecido al cariño materno, pero en Chile aún son pocas frente a la demanda que existe. Quienes conocen el sistema por dentro saben que además las residencias para lactantes están colapsadas, y que el personal médico de los hospitales tampoco tiene las herramientas para contener y hacerse cargo de los recién nacidos. Porque hacerse cargo no se trata solo de entregarles cuidados médicos. En los primeros días de vida es crucial el cariño, la atención y el apego.
Para entender lo que han vivido las guaguas que protagonizan este reportaje, primero hay que entender cómo se construye el ser humano. Más específicamente, cómo se construye nuestra mente.
—Nosotros nacemos con nuestros órganos enteros. Tenemos riñón, hígado, corazón, tenemos todas las vísceras. Algunas más inmaduras que otras, pero está todo presente. Pero todavía no tenemos un aparato psíquico. Nuestro yo, todavía está recién gestándose.
Quien habla es el médico psiquiatra y psicoanalista Eduardo Jaar (67). Un doctor que ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar lo que pasa con las guaguas que han sido abandonadas, o que por algún motivo no cuentan con el apego de un ser querido.
—El bebé humano nace incompleto, inmaduro, extremadamente vulnerable y extremadamente dependiente. Entonces requiere en su condición de nacimiento un cuidado muy particular. Un cachorro de otro mamífero, un caballo, una jirafa, un perro, al segundo o tercer día ya se para y camina. El cachorro humano tiene además otra condición que es muy particular, que no la tiene ninguna otra especie, que es su formación cerebral: el crecimiento de su cerebro se da en parte a nivel intrauterino, pero hay una segunda parte muy significativa que se da en su vida extrauterina. Su cráneo no está cerrado, porque tiene que seguir creciendo y su masa cerebral se va a multiplicar, al igual que las conexiones cerebrales de la sinapsis y eso se hace cuando el bebé está en relación con sus padres, en contacto con un otro.
¿Qué pasa entonces con una guagua que nace y queda sola en un hospital? Sin ese otro, a quien la guagua pueda identificar como madre o como figura de apego, ese crecimiento se atrofia. La guagua necesita una madre o un ser querido que le dedique su completa atención. Pero si en lugar de eso hay una enfermera o una cuidadora que debe vigilar a otros cinco bebés, se genera una carencia de afecto que impacta de manera profunda en el desarrollo y futuro de esa guagua. Y mientras más tiempo pase en esas condiciones, más grave será el impacto. Bebés que no pueden mirar a los ojos, que no reaccionan a su entorno y que con el paso del tiempo desarrollan una depresión, sin siquiera poder entender lo que eso significa.
A través de la Ley de Transparencia, The Clinic consultó a 68 hospitales públicos que cuentan con área de Maternidad, cuántas guaguas han sido abandonadas o “cedidas” después de nacer en sus dependencias. Las respuestas muestran que entre 2018 y 2024, al menos 407 recién nacidos han quedado sin familia en los recintos médicos consultados. Pero esa cifra solo alcanza a ser una muestra. Muchos hospitales entregaron respuestas incompletas o negaron haber tenido casos, a pesar de que este medio pudo comprobar que sí existieron.
Varios recintos afirmaron no contar con registros disponibles en ciertos años, mientras otros como el Hospital San José (RM) y el Hospital San Pablo de Coquimbo sí tienen información ordenada. De hecho, en la respuesta por transparencia esos hospitales incluyeron cifras de 2010 en adelante.
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