La victoria de las fuerzas militares que liberaron Mosul, controlada durante tres años por Estado Islámico, reveló la dimensión de la crisis humanitaria en esa ciudad iraquí. La situación de los niños ha sido especialmente impactante para las organizaciones de ayuda humanitaria.
“He estado trabajando en áreas de conflicto durante 25 años, en Bosnia, Kosovo, Chechenia, y nunca había visto algo tan terrible como esto. Lo peor”.
A Sally Becker, directora de la organización británica Road to Peace (Camino a la Paz), lo que ha visto en la ciudad iraquí de Mosul la ha dejado impactada, especialmente por el estado de muchos niños.
Esta localidad, la segunda más grande de Irak, acaba de ser liberada de la presencia de combatientes del autodenominado Estado Islámico (EI), que establecieron uno de sus bastiones allí hace más de tres años.
El primer ministro de Irak, Haider al Abadi, declaró la victoria de sus tropas en Mosul este lunes. Pero detrás de las celebraciones hay una enorme crisis humanitaria que comienza a ser revelada.
“Es la peor batalla que he visto, la peor devastación y el peor estado de la gente, porque han estado solos y enfermos”, le cuenta a la BBC Sally Becker, quien estuvo durante los últimos meses en Mosul.
“Han estado sufriendo un trauma. Han estado sufriendo los efectos de vivir sin comida y agua, han estado viviendo como ratones”, explica la directora de Road to Peace sobre los niños que encontró en la ciudad iraquí.
Traumatizados
Desde el minarete de la Gran Mezquita de al Nuri, hoy reducido a ruinas, en junio de 2014 el líder de EI Abu Bakr alBaghdadi proclamó la instauración de un califato en los territorios de Irak y Siria.
La ciudad de Mosul se convirtió en el bastión de EI en Irak, donde el grupo aplicó un duro control de la vida de todos sus habitantes bajo su visión de la ley islámica.
Antes de la llegada de EI a Mosul ahí vivían unos dos millones de personas, pero miles han muerto desde entonces y unos 920.000 fueron desplazados.
En los últimos nueve meses, las fuerzas iraquíes han llevado a cabo una gran ofensiva con apoyo de militantes kurdos y una coalición internacional liderada por EE.UU., hasta que este lunes recuperaron el control de Mosul.
“Han estado viviendo tres años bajo Estados Islámico y eso se ve en sus caras, en sus ojos, en sus ropas, en la manera en que caminan, en todo”, explica Becker.
Desde marzo miembros de Road to Peace han estado instalando clínicas ambulantes para intentar aliviar el dolor de miles de personas, pero la magnitud del problema los sobrepasó.
“Han estado sufriendo tanto que realmente ya no sienten. Están tan traumatizados que ya no piensan, van hacia adelante con la mirada perdida. Es tan extraño”, explica Becker.
“He tenido niños en las ambulancias completamente ausentes mientras sus madres están atrás gritando con balas en sus piernas”, añade.
Adentrarse en Mosul
Mientras este lunes era declarada la liberación de Mosul todavía se escuchaban disparos. Eran”los últimos focos de resistencia” de EI en la ciudad, según le aseguró el coronel iraquí Jabbar Abad al periodista de la BBC Jonathan Beale.
Las tropas de Abad estaban ayudando a civiles a escapar hacia un punto de seguridad, en su mayoría mujeres y niños.
“Sus caras estaban como perdidas”, explica Beale.
“Los niños ni siquiera se inmutaron cuando se escucharon disparos. Una mujer mayor estaba tan débil que apenas podía caminar. Algunos de los bebés que llevaban se veían como sin no tuvieran vida”.
La labor humanitaria de Sally Becker y su equipo los llevo a una situación extrema apenas hace unas semanas, cuando intentaban ayudar a los civiles en Mosul.
Asegura que los 10 días antes de la liberación de la ciudad “fueron horribles” por el miedo a los francotiradores, los coches bomba, los atacantes suicidas y hasta los ataques químicos que se vivían en la ciudad.
“Pero esto no fue nada comparado como lo que ellos han pasado viviendo durante meses y años con esto”.
Los heridos estaban atrapados en zonas de la ciudad vieja de Mosul a las que nadie, ni los militares, quería arriesgarse a entrar.
En una ocasión Becker decidió ingresar en una de esas áreas: “No podía creer lo que vi”, dice.
“Era un paisaje plano, como la Luna, pero cubierto de escombros. Y entre los escombros la gente estaba herida”, recuerda.
En su camino encontraron a 12 niños heridos y se pudieron llevar a seis hacia el centro de atención instalado en una zona segura de Mosul.
Pese al gran riesgo, decidieron volver a rescatar a otros niños.
El trasfondo de la victoria
Luego de un recorrido por Mosul, el periodista de la BBC Jonathan Beale encontró un panorama desolador.
“Casi todos los edificios de la ciudad vieja tienen al menos una cicatriz, sino es que quedaron completamente destruidos”, explica.
Un reporte de Naciones Unidas estima que 5.000 edificios han resultado dañados y 490 destruidos, tan solo en esa área.
Entre los escombros, equipos de rescatistas están buscando cadáveres y el calor de hasta 45°C durante el día “hace más fuerte el hedor de los cuerpos en descomposición”, dice Beale.
El periodista conoció a Alí, un iraquí que había ido buscar a los sobrevivientes de la familia de su hermano, cuya casa fue ocupada por militantes de EI y quedó destruida tras los combates con las fuerzas del gobierno.
“Con lágrimas en su cara, Alí levanta su teléfono móvil y me dice que había hablado con su hermano atrapado bajo los escombros. Pero en los últimos días no tuvo respuesta”, relata Beale.
Los rescatistas encontraron el cuerpo del hombre, lo que dejó inconsolable a Alí.
La coordinadora humanitaria de la ONU en Irak, Lise Grande, dice que sí, “es un alivio” que se hayan terminado los combates en Mosul, “pero la crisis humanitaria no termina”.
“Muchas de las personas que han huido lo perdieron todo. Necesitan refugio, alimentación, atención médica, agua, sanidad y equipos de emergencia. Los niveles de trauma que estamos viendo son de los más altos.Lo que las personas han experimentado es casi inimaginable”.
Fuente: El Mostrador