Escuelas rurales: nulas políticas públicas sepultan la educación en zonas apartadas

Según cifras del Mineduc, en Chile existen 3.654 escuelas rurales, eso es el 30 por ciento de las que hay en todo el país. Para los especialistas la cantidad de establecimientos va desapareciendo de manera preocupante, no solo afectando a los estudiantes, sino que también a toda la comunidad residente.

Los niños y niñas de zonas rurales y distantes amplían sus oportunidades de inclusión social y proyectos de vida futuros a través de una educación adecuada y pertinente a su contexto.

Las escuelas rurales, muchas de ellas constituidas en “aulas multigrado”, es decir, varios cursos dentro de una misma sala de clases, constituyen una de las principales oportunidades de formación para aquellos infantes que, en su mayoría, provienen de familias campesinas.

Según cifras del Ministerio de Educación (MINEDUC) más de 35 mil estudiantes están hoy matriculados en las 2 mil 200 escuelas rurales multigrado, de un total de 3 mil 654 que existen en zonas rurales.

Sin embargo, para los especialistas, esta posibilidad de educarse en dichos establecimientos está cada día desapareciendo debido a su eliminación por parte del Ejecutivo, debido a exclusivamente a criterio económicos.

Para el sociólogo e investigador del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP), Juan Fernández, ha sido una muy mala idea desarrollar esta estrategia.

“La fusión de escuelas, es decir, el cierre de pequeños centros y la concentración en recintos de mayor envergadura, localizados en poblados de mayor tamaño no aparece como buena política. Las escuelas rurales, por pequeñas que sean, representan un espacio social y comunitario valioso, que ofrece oportunidades para la cultura, el deporte y la participación social, es lugar de encuentro y de apoyo, más allá de lo educativo”, afirmó.

Así también lo confirma el propio director y profesor de la escuela rural de Quelhue, Eligio Salamanca, quien el 2016 recibió el premio The Global Teacher Prize o denominado “nobel de educación”.

Para el único docente de una localidad apartada, situada a diez kilómetros de Pucón, región de la Araucanía, el profesor es el líder, no solo de sus alumnos, sino que de toda la comunidad residente.

“Estas instituciones mantienen las expectativas e identidad de las comunidades, sobre todo el sentido e importancia de la educación para esas familias. Por tanto, es clave el rol que asume el que dirige estas escuelas, para mover el cerco, un rol trascendental que juega el docente como líder cultural, del progreso y las oportunidades para aquellos menores”, argumentó.

Al respecto, el coordinador del Programa de Educación Rural y Desarrollo Local de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Playa Ancha, Carlos Moreno, aseveró que por décadas el Estado ha abandonado a las escuelas rurales.

El académico indicó que se ha invisibilizado a estas instituciones con mulas políticas públicas, que llevan consigo no solo la falta de educación para niños y niñas de esas zonas apartadas, sino que también la conformación de pueblos fantasmas debido a la obligatoriedad de trasladarse a las urbes para acceder a la educación.

“Las soluciones son a largo y corto plazo. La primera es que las autoridades políticas se convencieran de que se necesita generar un programa de educación rural, que tenga potestad, presupuesto, un equipo de profesionales trabajando a nivel central, pero también en las zonas apartadas. Y el camino largo es lo que intentamos hacer desde la academia, es decir, formar masa crítica, investigadores, que permitan tener influencia para generar una política de educación rural”, subrayó.

Para Carlos Moreno, existen parámetros relativamente definidos que hacen que una escuela en zona apartada sea un excelente centro formador.

Precisó que lo principal es el profesor, quien adapta la cultura local a la práctica diaria y lo difunde a sus estudiantes. Además, según señala el profesional,  aplica metodologías activo-participativa, es decir, no hace clases convencionales, sino que rompe los esquemas para atender la diversidad en el aprendizaje.

Moreno indicó finalmente que un tercer factor es la baja cantidad de estudiantes, ya que, según los especialistas, el mejor modelo es el aprendizaje tutorial, donde aquellos pocos alumnos aprenden conocimientos efectivamente y hasta con excelencia.

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