Un tirón de orejas, un coscorrón, una patada en el estómago que deje sin respiración u obligar a un niño a comer su propio vómito son situaciones que no son sancionadas penalmente, pues la legislación actual castiga sólo aquellas situaciones que generan un daño o lesión o que se han realizado de manera reiterada.
Actualmente en el Congreso se tramita un proyecto de ley promovido por el Consejo Nacional de la Infancia, que busca aumentar la penalidad y demás sanciones aplicables para delitos cometidos en contra de menores de edad y otras personas en estado vulnerable.
La idea es sancionar el maltrato extra familiar hacia personas en situación de discapacidad, mujeres, adultos mayores y niños sin exigir requisitos de reiteración de las conductas, y tanto en formas activas como pasivas.
Es decir, sancionar tanto a quienes cometen el maltrato (activas) como a quienes, pudiendo evitarlo, lo permiten (pasivas).
La secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de la Infancia, Estela Ortíz, explicó a La Hora que el espíritu de la normativa es “cambiar la forma que tenemos los adultos de relacionarnos con los niños. No es posible que para corregir ciertas conductas se utilice la violencia. Queremos erradicar todo tipo de agresión contra los menores”.
En ese sentido, precisó que si bien un coscorrón o un tirón de orejas no necesariamente puede causar un daño físico, “si ese acto violento se mantiene en el tiempo, podría llevar al agresor a hacerlo una práctica frecuente con consecuencias mayores”.
Respecto de la normativa, Ortíz aclaró que “antes si no existía lesión no había posibilidad de aplicar la legislación penal, pero con esta ley se castiga todo tipo de maltrato, no sólo aquél que deja marcas”.
Normativa
La normativa castiga el maltrato hacia los niños, adultos mayores, adolescentes menores de 18 años y personas con discapacidad, provenientes de personas que los tienen a su cuidado, como trabajadoras de casas particulares, profesores, auxiliares o educadores de jardín infantil o de escuelas especiales.
El proyecto pretende sancionar con prisión en cualquiera de sus grados y una multa de una a cuatro unidades tributarias mensuales, “salvo que el hecho sea constitutivo de un delito de mayor gravedad”. En ese caso, se aplicará sólo la pena asignada a éste por la ley que corresponda.
Además, establece figuras agravadas, o con mayor reproche penal, si quienes las realizan tienen una posición de poder tanto en contextos privados como institucionales.
Otro de los principales ejes del proyecto es establecer la inhabilidad para ejercer cargos profesionales u oficios que involucren una relación directa con niños, adultos mayores y personas en situación de discapacidad, de quienes hayan sido condenados por agresiones hacia ellos.
Dicha propuesta se complementaría con la creación de un registro nacional de condenados por este tipo de delitos, para que los padres e instituciones puedan tomar una mejor decisión a la hora de contratar a alguien que va a estar a cargo de su cuidado.
Además de las penas mencionadas, se podría exigir la participación de los infractores en programas de rehabilitación para maltratadores o el cumplimiento de un servicio comunitario.
La normativa fue aprobada la semana pasada por 20 votos a favor, dos abstenciones y ningún voto en contra en el Senado y pasó a la Cámara de Diputados, donde espera ser revisado durante la próxima semana.
Sin embargo, el proyecto ingresará con el requerimiento de precisar la redacción del artículo 403 bis, donde se estipulan las sanciones para el “maltrato corporal”.
Los parlamentarios estimaron que dicho concepto resulta muy amplio, por lo que es posible que sea acotado en una Comisión Mixta, antes de volver a ser revisado en la Cámara.
De pasar ambas instancias, el proyecto, que tiene carácter de suma urgencia, estaría listo para su promulgación.
Maltrato infantil
En algunas ocasiones, tanto padres como cuidadores suelen utilizar el coscorrón o el tirón de orejas para corregir una conducta inadecuada en los niños.
Sin embargo, este proyecto de ley busca generar un cambio en la manera en que los adultos se relacionan con los niños, sobre todo cuando existe el riesgo de perder el límite entre lo que es un castigo correctivo y una conducta violenta hacia los niños.
En ese sentido, el sicólogo de la Clínica Santa María, Raúl Carvajal, enfatiza que “antes de querer corregir a los niños, ya sea con castigos o golpes, hay que enseñarles. Cuando necesitamos corregir a los niños es porque nuestras enseñanzas no han sido adecuadas”.
En esa línea, el experto plantea que a la hora de decidir corregir una conducta, “debemos preguntarnos qué es lo que queremos conseguir: un cambio a corto plazo o a largo plazo. En el primer caso, el grito o el golpe puede corregir la conducta por el momento, pero no se logra un cambio que se mantenga en el tiempo”.
“Los niños no aprenden a golpes. Los seres humanos, en general, evitamos los golpes y el castigo, pero no aprendemos a partir de ellos. O sea, estos mecanismos no sirven”, señala Carvajal.
Iniciativa apunta a eliminar todo tipo de castigo hacia los niños
La abogada y encargada de incidencia política de Aldeas Infantiles SOS, Alejandra Riveros, precisó que, además del proyecto que sanciona el maltrato extra familiar, en el Congreso duerme una iniciativa que busca sancionar todo tipo de castigo hacia los niños, no sólo el maltrato físico.
La idea es que tanto los padres como las personas que se relacionan con los niños o que son llamadas a cuidarlos, no utilicen la violencia verbal, física o sicológica para educar a los menores.
“Se pretende sensibilizar en cuanto a nuevas formas de trato hacia los niños. Es posible criar sin utilizar ningún tipo de violencia física, castigos corporales o con tratos degradantes. Niños y adultos merecen ser tratados con respeto”, señala Riveros.
Fuente: La Hora