Consuelo Contreras y Faride Zerán instaron a una cobertura que vele por la dignidad de las víctimas y sus familiares, al tiempo que fortalezca los principios y valores propios de la democracia.
La directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Consuelo Contreras, y la presidenta del Consejo Nacional de Televisión (CNTV), Faride Zerán, sostuvieron una serie de reuniones en las que abordaron la relevancia de las conmemoraciones que este año el país realizará en el contexto de los 50 años del golpe de Estado que el 11 de septiembre de 1973 destruyó la democracia, instaló una dictadura y marcó el comienzo de un periodo autoritario con la imposición del terrorismo de Estado y las sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos.
Como representantes de organismos inspirados en la democracia, la paz y el respeto de los Derechos Humanos, Contreras y Zerán estiman que esta coyuntura es significativa para la convivencia nacional, por lo que plantean algunas consideraciones a fin de recordar que existen principios establecidos tanto en las normas chilenas como en tratados internacionales ratificados por nuestro país.
Las cabezas de ambos organismos coinciden en que hay bases de la democracia y la memoria ya consensuadas a través del trabajo impulsado desde la sociedad civil organizada, agrupaciones de familiares de víctimas de violaciones a los Derechos Humanos, entre otras, que han contribuido con la verdad, la justicia, la reparación y la memoria histórica, especialmente la relacionada con las víctimas.
En este contexto, Zerán y Contreras invitaron a los medios de comunicación a cubrir los temas relativos a la conmemoración de los 50 años desde una perspectiva de Derechos Humanos respetuosa de estos principios que están en los códigos éticos del ejercicio periodístico.
En ese sentido, llamaron a una cobertura que vele por la dignidad de las víctimas y sus familiares, al tiempo que fortalezca los principios y valores propios de una democracia cuyos medios de comunicación comparten no solo estas premisas, sino que asumen la relevancia de su rol social.
Por ello, las autoridades invitan a los medios de comunicación a tener presentes las siguientes consideraciones:
1. Que las violaciones a los Derechos Humanos son inaceptables, independientemente del contexto político, económico y social que enfrenten los Estados.
2. Que es importante para la democracia y para las nuevas generaciones valorar y reconocer diversos intentos por avanzar en verdad, justicia, memoria, reparación y medidas de no repetición, ya sea del Estado a partir de la creación de comisiones de verdad; de las organizaciones de la sociedad civil, de Derechos Humanos, de familiares de víctimas, de organizaciones religiosas; de los sistemas de justicia y de la prensa que a pesar de la censura y riesgos a la integridad física de sus profesionales dieron cuenta oportunamente de las graves violaciones a los Derechos Humanos perpetradas por el Estado y sus agentes durante 17 años.
3. Que en contextos de circulación de discursos -ya sea de odio, negacionistas o de desinformación-, y en el ejercicio de su libertad de expresión, los medios de comunicación tienen la responsabilidad de informar adecuadamente considerando las condenas judiciales, las investigaciones históricas, los testimonios de las víctimas y sus familiares, y los archivos, entre otras fuentes.
4. Que los medios de comunicación están llamados a contribuir al respeto de los Derechos Humanos y la dignidad de las personas, así como a evitar la revictimización de quienes han sido objeto de violaciones a los Derechos Humanos y relevar el rol de defensores de los Derechos Humanos, la verdad, la justicia y la memoria.
5. Finalmente, en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, Zerán y Contreras consideran que el compromiso con las garantías de no repetición requiere de un esfuerzo colectivo, y en ese sentido el rol del periodismo y de los medios de comunicación social constituye un elemento para avanzar en una sociedad que se reconozca en su pasado y así fortalezca su democracia presente y futura.