Profesionales de la salud y de la investigación en musicología alertan sobre las consecuencias que podría tener el uso de armas de disuasión sonora que pretende comprar el gobierno. “Podría desencadenar una crisis medioambiental” detalla la musicóloga Natalia Bieletto, además de daño coclear permanente y estallido de tímpanos, entre otros.
Entre el 17 de octubre y el 13 de diciembre, el Instituto Nacional de Derechos Humanos ha recopilado la cifra de 3 mil 461 casos de personas heridas durante el llamado “estallido social”. En tanto, se han registrado 357 heridas oculares, como los casos de Gustavo Gatica y Fabiola Campillay, quienes perdieron completamente su visión producto de agresiones policiales. Las heridas por disparos, en tanto, ascienden a 1 mil 986, en su mayoría producto de disparos por perdigones.
A los números señalados, se suman las 1 mil 434 denuncias por vulneraciones. De ellas, 819 son por uso excesivo de fuerza durante la detención por parte de Carabineros. Torturas y tratos crueles llegan a 378 denuncias, de las cuales 194 corresponden a violencia sexual policial.
Lo anterior es un resumen catastral de lo que ha ocurrido en Chile durante los últimos meses. La veracidad de las denuncias ha sido evidenciada en diferentes informes sobre el estado de los derechos humanos en el país. Amnistía Internacional, el primero; el de la ONU, el último, todos ellos sancionando la extrema fuerza usada por agentes de seguridad y orden, principalmente apuntando contra Fuerzas Especiales de Carabineros.
Interior avisa que dotará mejor a Carabineros
En medio del fuerte despliegue que ha tenido Carabineros desde el pasado 18 de octubre a la fecha, el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, anunció este 4 de diciembre que trabajarán para, en 2020, dotar con “nueva capacidad tecnológica y operativa importante”.
La información, dada a conocer en una entrevista en el diario El Mercurio, confirmó que desde el Gobierno se estaría “estudiando una línea de nuevas armas no letales”, para lo que han pedido asesoría a policías internacionales.
En la conversación, el subsecretario Ubilla detalló que piensan en “disuasivos acústicos, los tintes para el carro lanzagua, gas pimienta; en fin, una serie de elementos no letales que hoy utilizan las policías del mundo, como este dispositivo acústico que usan en más de 60 países“.
Este martes 10 de diciembre, la Sociedad Chilena de Musicología, a través de comunicado oficial, dio a conocer su preocupación por las declaraciones de Rodrigo Ubilla. En el documento público informaron a la ciudadanía los riesgos a los que nos exponemos si, efectivamente, se toma la decisión de usar armas de disuasión sonora. ¿Sus ventajas?, escasas, escriben. ¿Los riesgos? una crisis medioambiental es a lo mínimo que nos enfrentaríamos, argumentan.
Estas tecnologías se generaron en Estados Unidos en la década del 2000 por la empresa LRAD Corporation. Su objetivo inicial: comunicación de largas distancias, principalmente navales, y en caso de catástrofes. Esto por ser dispositivos acústicos que pueden emitir mensajes de voz, infrasonidos, y sirenas también de alarma.
LRAD: rotura de tímpanos, sordera permanente y crisis ambiental
LRAD, los aparatos acústicos de largo alcance, generan ruidos por sobre los 100 decibeles. A la fecha “no existen estudios a nivel nacional ni internacional que avalen su seguridad para la salud auditiva de la población expuesta como también del operador de este dispositivo”, indicaron desde la Sociedad Chilena de Otorrinolaringología.
La preocupación es compartida por profesionales de la musicología y el sonido.
“Si yo estoy expuesta a un ruido muy intenso, 150-160 decibeles, que es lo que se plantea como máximo de salida de estos dispositivos, esto es equivalente a estar al lado de un avión despegando. Supera el umbral del dolor, que está estimado en 100-110 decibeles”, dijo Ximena Hormazábal, profesora del Departamento de Fonoaudiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, entrevistada por la Universidad.
Para Natalia Bieletto, musicóloga de la Universidad Mayor y miembro de la Sociedad de Musicólogos, las declaraciones del subsecretario del Interior son preocupantes, haciendo hincapié en el sonido como energía, y cómo esta energía podría destruir tímpanos e, incluso, el medioambiente, toda vez que no fueron creadas para usar en espacios cerrados.
“Estas armas fueron pensadas y desarrolladas en el contexto de postguerra, para ser usadas en guerra. Ese es uno de los grandes riesgos cuando se pretenden utilizar en la esfera civil como armas de dispersión de masas. Este tipo de armamentos tiene un implemento acústico de rango expandido. Este LRAD tiene contemplada la comunicación a grandes distancias y en descampados. Uno de los grandes riesgos de traer este elemento a la esfera pública, en espacios urbanos es que el nivel de decibelaje y el impacto de ondas sonoras, no solo afecta a los manifestantes, sino a personas, animales, medioambiente e, incluso, infraestructura, de manera grave”, sanciona la investigadora.
El sonido como experiencia vibratoria
Cualquier sonido es una energía y puede provocar daños, argumentan los profesionales de la salud.
Para Ximena Hormazábal al ser un sonido un tipo de energía, “va a depender cuánta energía yo recibo para saber cuál será el daño”.
Natalia Bieletto lo explica como una “experiencia vibratoria que se dispersa en el aire y, cuando estamos hablando de dispositivos que emiten sonidos a gran nivel de decibeles, estamos hablando también de ondas de presión en el aire que pueden causar desconcierto, aturdimiento e, incluso, poner a las personas que rodean ese espacio, en situaciones de mucha vulnerabilidad”.
A esas preocupaciones se suma el daño que puede provocar en el entorno, pero -sobre todo- dice la musicóloga, hay que poner atención en los daños a personas y animales quienes, no solo podrían padecer lesiones permanentes a nivel coclear, estallamiento de tímpano, pero también pérdida del sentido, aturdimiento en un contexto en el que otras armas “no letales” han sido usadas “irresponsablemente”, detalla Bieleto.
Si bien la emisión de esta energía sonora puede ser dirigida angularmente, como advirtieron los especialistas, su utilización afectaría igualmente al entorno donde se aplicaría este instrumento, incluyendo a animales. Su uso de forma indiscriminada, indicó la profesora Hormazábal, “podría desarrollar un problema de salud pública”, por su condición contaminante y sus efectos en la salud.
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