El Internado Barros Arana y la Escuela Michigan forman parte de un proyecto de académicos, estudiantes y egresados de diversas disciplinas, que busca erradicar prácticas y discursos racistas.
En la primera semana de junio, el Internado Nacional Barros Arana (INBA) recibirá una exposición que forma parte de un proyecto más amplio y que pretende educar a los estudiantes, desde temprana edad, contra los discursos y prácticas racistas.
Se llama “Contra el racismo, nos educamos”, fue seleccionado por el Fondo Valentín Letelier de la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad de Chile, se inició a fines del año pasado y se desarrollará durante todo 2016. Involucra a académicos, egresados y estudiantes de sociología, historia, danza y artes, entre otras disciplinas, equipo que está a cargo de la doctora en Sociología María Emilia Tijoux. También participan de algunas organizaciones sociales, como el Movimiento de Acción Migrante y el Colectivo Sin Fronteras.
“La intención de hacer un trabajo en las escuelas viene de resultados de trabajos anteriores, si bien el sentido común también podría advertirlo: en los primeros lugares donde hay que llevar a cabo un trabajo de educación y difusión es con los niños, porque es a partir de esa edad que se advierte lo que nadie enseña, pero que termina enseñándose igual, que es la cuestión de la diferencia”, explica la académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.}
“A uno nunca lo educan diciéndole que hay gente diferente, uno juega con todos los niños no más, pero luego esa división se hace con los juegos y las canciones infantiles, por ejemplo. Las diferencias entre color de piel, origen, clase social, se advierten rápidamente en los niños, a muy corta edad, cuando está comprobado, por ejemplo, que antes de los cuatro años los niños no hacen diferencia por color. Entonces nos interesó hablar de educación y racismo. ‘Contra el racismo nos educamos’ implica poner en cuestión el modo en que la sociedad chilena recibe, acepta, excluye, incluye, castiga a personas que vienen de otros países”, detalla María Emilia Tijoux.
Luego del Internado Barros Arana, la intervención se repetirá en la Escuela Estado de Michigan de Quilicura, otro establecimiento que inserto en un sector con alta población migrante, pero al que asiste una mayoría de alumnos chilenos. “Un requisito era que no tuviesen una alta matrícula migrante, porque el racismo es un problema de los chileno, no de la gente que viene de otros países o de sus hijos”, indica Constanza Ambiado, parte del equipo que realiza el proyecto.
“Somos los chilenos quienes tenemos que aprender a identificar el racismo que nosotros mismos reproducimos. También es nuestra tarea extirparlo de nuestras relaciones sociales cotidianas. No tenía sentido ir a hablarle de esto a niños que vienen de otros países, ellos son los sujetos del racismo”, añade.
La exposición consiste en una escenografía que representa tres espacios: la casa, la escuela y la calle. En cada uno de ellos habrá también objetos cotidianos, a través de los cuales se entrega información sobre prácticas y discursos racistas. “Por ejemplo, existe el lápiz color piel, que implica que la piel solo puede ser rosada, no puede ser de otro color –dice María Emilia Tijoux. Cuando el niño usa el lápiz color piel, inmediatamente dibuja una piel clara, como si otros colores no existiesen nunca. Esas son las cosas que intentamos sacar, porque el racismo opera fundamentalmente desde la cotidianidad y el sentido común. En las canciones infantiles, los cuentos, los rezos, todo aquello oculta mucho de eso. Se me salió el indio, se me paró la pluma, me vino la indiá. El porvenir es negro, la vida es negra, el futuro se ve negro”, enumera.
Según Constanza Ambiado, el objetivo es que los propios estudiantes sean quienes interactúen con la muestra: “La idea fue un lugar donde los estudiantes puedan explorar e ir descubriendo, ellos mismos, la información que está contenida. Eso se potencia con otras actividades, que son las mediaciones artísticas. La idea de la exposición es que los visitantes puedan identificar los discursos y prácticas racistas en su vida cotidiana y hacer una reflexión para desarticularlas. Ojalá, también, que puedan pensar qué son las prácticas y discursos antirracistas”, señala.
El proyecto “Contra el racismo, nos educamos” finalizará en noviembre con un seminario sobre racismo y educación en Chile.
Fuente: Radio Universidad de Chile