Se trata de una situación que, según distintos protagonistas, no solo causa discriminación. También impide el buen desarrollo de los niños y niñas afectados. En Chile, el caso del mapudungun y el pueblo mapuche, es un claro ejemplo de ello.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) anunció esta semana que 40 por ciento de los niños en el mundo no tienen acceso a educación en su idioma materno o en una lengua que los educandos no entienden o hablan. Según un estudio anterior, esta situación concernía unos 221 millones de personas, en particular en lugares donde hay una gran diversidad lingüística.
El informe notó que esta situación impidió a los niños el buen aprendizaje de bases sólidas para leer y escribir. También fortalece fenómenos de exclusión social y de pobreza, en particular cuando esta forma de discriminación está vinculada a ciertas etnias.
“En Perú, la diferencia en los resultados de los exámenes entre los niños indígenas y no indígenas en segundo grado es ya considerable y va en aumento. En 2011, los hispanohablantes tenían más de siete veces más posibilidades que los hablantes de idiomas indígenas de alcanzar niveles satisfactorios en materia de lectura”, analiza el informe.
Cuando un niño no puede estudiar en su propio idioma, no solo se atrasa academicamente. También el sistema le comunica que su lengua no puede ser un vínculo de sabiduría. Cuando la sociedad no apoya el uso de una lengua, está diciendo: este idioma no sirve, no tiene valor.
“En países multiétnicos, por ejemplo, si bien la imposición de un único idioma dominante, como el idioma de enseñanza en las escuelas, se decide a veces por necesidad, ha sido con frecuencia un motivo de reivindicaciones y conflictos vinculados con temas más amplios relacionados con la desigualdad social y cultural”, agregó.
El derecho lingüístico forma parte de los derechos humanos fundamentales. En Chile, la lucha de los pueblos indígenas, en particular los mapuches, para este derecho lingüístico no se ha resuelto. La mayoría de los alumnos hablan el castellano, entonces el problema no es tanto recibir una educación en su lengua materna, pero sí luchar en contra de la homogenización de la sociedad chilena para proteger la herencia de su pueblo.
Elisa Loncón, experta en educación intercultural de la Universidad de Santiago de Chile, quien también trabaja en la Red por los Derechos Lingüísticos y Educativos del Pueblo Mapuche, explicó: “Hay un sistema educativo colonial y generalizado donde los indígenas no valen. Obviamente transforma la mente de los pueblos indígenas y tienen el sentido de asumir que ellos no valen. Porque en fondo el sistema educativo es un sistema de reproducción de un sistema dominante”.
“Cuando el Estado chileno comienza a meter su institución dentro del territorio, a chilenizar, en definitiva, la población mapuche empieza también una política de educación monolingüe en castellano, a despojar al pueblo mapuche de su idioma. Entonces se formó una situación política donde el Estado chileno empezó a homogeneizar a toda la población”, agregó Danko Marimán, uno de los voceros para la oficialización del mapudungun en Araucanía.
El viernes 21 de febrero, día internacional de la lengua materna, Marimán y otros activistas organizaron una caminata familiar para pedir la oficialización del mapudungun al nivel regional.
Con el decreto 280 de 2009, se concretizó la implementación de la educación intercultural en Chile. Según el Ministerio de la Educación (Mineduc), que administra este programa, en el año 2015 había 50 mil estudiantes en mil 270 escuelas por todo el país, las que se beneficiaron de alguna forma del programa intercultural.
“Esta cifra corresponde a la matrícula total de los cursos que ingresan notas de la asignatura Sector de Lengua Indígena en el Sistema de Información General de Estudiantes”, explicó Vadim Vidal, de la dirección de comunicación del Mineduc.
Esos programas pueden ser la enseñanza de una lengua indígena como asignatura, en un taller o un programa de “revitalización y desarrollo cultural y lingüístico”. También había 482 educadores financiados por el Estado.
Este decreto exige que las escuelas que tienen el 20 por ciento de alumnos autoidentificados como indígenas, les den acceso a programas interculturales. Sin embargo, unos de los problemas de la implementación es que aproximadamente el 70 por ciento de la población indígena vive en zona urbana, donde casi nunca existe una concentración tan alta. Por ejemplo, 30 por ciento del pueblo mapuche vive en la Región Metropolitana, la segunda tasa más alta después de La Araucanía.
Según el Mineduc, existen 40 programas interculturales en esta Región, 6 asignaturas y 34 talleres interculturales. En la comuna de Puente Alto, que tiene la mayor cantidad de mapuches en la capital, con casi 15 mil según el censo de 2002, aseguran que no existe ningún programa de este tipo en sus escuelas. En La Pintana, donde hay más de 11 mil mapuches, el único taller que existía en toda la comuna, en el colegio Juan de Dios Aldea, no va a continuar este año por falta de interés.
Para Elisa Loncón, el formato de la enseñanza de las lenguas indígenas también es un problema, porque solo es una asignatura que se imparte tres horas a la semana.
“La lengua mapudungun no cumple todas las funciones sociales: no es la lengua de la administración, no es la lengua de la política, no es la lengua de la cultura, no es la lengua de los medios de comunicación. Entonces, ¿qué significa eso? Hay que desarrollar todas esas funciones sociales de la lengua mapuche para que realmente funcione en igual condición como el español”, exigió la profesora.
Además, explicó que la situación de los educadores tradicionales tampoco ayuda. Según ella, no son pagados como los profesores, una situación que les mantiene en precariedad, especialmente en áreas rurales. Tampoco le da el mismo estatuto frente a los alumnos.
“Una escuela con una educación intercultural bilingüe debería ser una escuela transformada estructuralmente, donde todos los profesores tienen una valoración de la diversidad, tienen una valoración de las raíces de los pueblos originarios”, añadió.
Para ella, la última etapa de este camino está completamente “ausente” de la conversación. Eso sería la educación intercultural para todos. “En todo el sistema escolar hay que atender a un sistema de discriminación que ha caracterizado al sistema a lo largo de la Historia”.
La oficialización de las lenguas originarias, a lo menos a nivel regional, podría compensar esa Historia dolorosa.
“Cuando nosotros estamos pidiendo la oficialización del mapudungun, no estamos diciendo en ningún momento que el castellano no se va a hablar más o que los hablantes castellanos van a ser castigados y discriminados como lo fueron los hablantes de mapudungun en su momento. Todo lo contrario, creemos en una sociedad bilingüe, que se acepte en espacios de tolerancia donde conviven dos pueblos”, explicó Mariman.
María Lara Millapán, una profesora de la Universidad Católica de Villarrica, quien escribió su tesis doctoral sobre la enseñanza del mapudungun, es más optimista. Esto, al destacar el caso de la comuna de Galvarino, en La Araucanía, donde el mapudungun es lengua oficial desde junio de 2014.
Fuente: Radio Universidad de Chile