Al igual que cada 16 de abril desde 1997, se recuerda el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, en homenaje a la memoria del niño paquistaní Iqbal Maíz, asesinado en 1995.
Miércoles 16 de abril de 2014
Iqbal, había sido vendido por su padre a la edad de cuatro años, a cambio de saldar un préstamo cn el que había sido pagada la boda de su hermano mayor. El padre lo vendió a un fabricante de alfombras, que lo obligaba a trabajar 12 horas diarias, para que se saldara la deuda. Por supuesto que lo adeudado crecía por intereses, más de lo que el niño cobraba con lo cual la sentencia de esclavitud estaba dictada.
En 1992, y aún en su situación conoció a Ehsan Khan, un activista que luchaba para acabar con las condiciones de esclavitud en todos los trabajos del Pakistán. Detenido un activista por los derechos de miles de niños esclavos que trabajaban en fábricas de alfombras, su voz se hizo famosa incluso fuera de fronteras, en procura de una situación al menos digna para los demás pequeños.
La mafia pakistaní, lo mató de un tiro, el 16 de abril de 1995, mientras montaba una bicicleta. Su gesta en pos de libertad y vida digna se transformó en un símbolo para todos los defensores de los derechos humanos en su país, y también más allá de fronteras donde aún existen millones de niños en las peores condiciones de trabajo.
Entre 158 y 400 millones de niñas y niños obligados a trabajar
Según los relevamientos de UNICEF, 158 millones de niñas y niños en todo el mundo, de entre 5 y 14 años, son obligados a trabajar en jornadas de hasta 15 horas diarias. La mayor parte de sus situaciones son de absoluta explotación y maltrato desmedido.
Sin embargo para la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), en su último informe de 2010, la cantidad de niños en esas condiciones de semi esclavitud, supera los 215 millones.
Ambas estadísticas oficiales, son sin embargo rebatidas por la mayor parte de las ONG´s que se ocupan del tema, y que entienden hay unos 400 millones de niños esclavos trabajando obligadamente en el mundo, en las peores condiciones.
Los números tampoco incluyen a los niños-soldados, que son obligados a ir al frente de batalla, y cuyos niveles de supervivencia son absolutamente desconocidos a nivel global, aunque se supone que apenas algunos alcanzan la adolescencia sin consecuencias.